Construcción social de la ocupación
El concepto se enmarca en los aportes del sociólogo mexicano Enrique De La Garza Toledo, quien ha planteado la necesidad de pensar un concepto ampliado de trabajo que extienda los límites de lo que tradicionalmente se entendió por trabajo. Esta última categoría se pensó durante todo el siglo XIX y parte del siglo XX desde los países centrales, donde el empleo era: industrial, estable, subordinado a un solo patrón y empresa, con relaciones claras de quien es trabajador subordinado y ante quien es patrón, de tiempo completo y con contrato por tiempo indeterminado, con seguridad social. Esto puede ser llamado trabajo clásico.
Actualmente el complemento del trabajo clásico (enmarcada en un concepto ampliado) es el trabajo no clásico, el cual se caracterizaría por no estar subordinado a un solo patrón, o integrado a una sola empresa, sin contrato por tiempo indeterminado, sin tiempo completo, desprotegido, riesgoso pero no necesariamente precario, y también aquellos en los que el cliente está implicado directamente en la producción.
El concepto construcción social de la ocupación propone a dar cuenta de que lo que se entiende por “trabajo” y “no trabajo” no puede ser determinado por el tipo de actividad o de objeto que se produce, sino por la condición de generar productos (o servicios) útiles en articulación con ciertas relaciones sociales de subordinación, cooperación, explotación o autonomía. Este proceso dota de significación social al trabajo, en tanto define qué es y delimita aquello que no se considera como tal, valorando el trabajo en términos morales e identitarios y económicos.