Loteos populares
La política de subsidios al transporte que se había iniciado en la década de 1940 habilitó la posibilidad de que las clases populares comenzaran a alejarse del centro. Esto fue reforzado por la posibilidad de acceder a la vivienda propia a través de los llamados “loteos populares”. En 1950 se sancionó la Ley 14.005 que habilitó la venta de tierras en cuotas periódicas, estableciendo que el comprador podía exigir la escrituración con el 25% de las cuotas pagas.
Como señala Clichevsky (2012) esta ley permitió la venta de lotes hasta en 150 mensualidades fijas y estableció como requisito para la venta que los títulos estuviesen en regla. Los loteos dieron lugar a un proceso de suburbanización de baja densidad caracterizado por un trazado urbanístico simple y por la carencia de servicios básicos e infraestructura.
Estos lotes cubrieron las necesidades de acceso a la propiedad de la vivienda de las clases trabajadoras. Asimismo, habilitaron un gran negocio inmobiliario dadas las escasas regulaciones que rigieron la producción y la comercialización del suelo urbano en los partidos de la Provincia de Buenos Aires para la época. Dicho negocio encontró tierra fértil en una demanda creciente y en el contexto de congelamiento de alquileres que condujo al sector inmobiliario a buscar otras fuentes de ganancias.
Entre las actuaciones más significativas asociadas con las políticas urbanas del período que abarca el gobierno militar de facto (1976/1983) no puede soslayarse la implementación de la Ley 8912/77 de regulación de usos del suelo en la Provincia de Buenos Aires, que supuso nuevas restricciones al proceso de subdivisión de la tierra, marcando el fin de los loteos populares.
El fin de los loteos se tradujo para las clases trabajadoras en la imposibilidad de acceder a la propiedad formal de la tierra en cuotas y, sin duda, constituyó uno de los factores que en la década siguiente (1980) explicará la consolidación de un nuevo modo de acceso a través de tomas organizadas de tierras. Dichas tomas dieron lugar a los “asentamientos” y configuraron el modo más extendido de surbanización popular por fuera del mercado inmobiliario formal.