Atlas del Conurbano bonaerense

La Esperanza

Características demográficas 

En el barrio La Esperanza se observa que los varones constituyen dos tercios de la población total (64,5%) mientras que las mujeres representan un 35,5%.

Gráfico 1: Población según rangos de edad

Fuente: Elaboración propia en base a datos a la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base 3097 casos.

Con respecto a la distribución de la población por rangos de edad se observa que el 45,3% de los habitantes de La Esperanza son niños y adolescentes de hasta 17 años, el 10,9% tiene entre 18 y 24 años y el 31,0% entre 25 y 49 años. La población que tiene de 50 a 64 años constituye un 9,3% del total y aquella que tiene 65 años y más representa apenas un 3,4%.

Gráfico 2: Población según nacionalidad

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizado en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base 3097 casos.

El análisis de la composición de la población según el país de origen arroja que predominan los argentinos comprendiendo a un 90,0% de la población total. La mayor incidencia entre los migrantes la representan los nacidos en Paraguay con un 8,9% y, en menor medida, los peruanos (0,4%), bolivianos (0,3%) uruguayos (0,2%) y chilenos (0,2%).

Situación ambiental, infraestructura y servicios

El barrio la Esperanza, con una superficie aproximada de 35 ha., está ubicado en la localidad de Virrey del Pino, en el partido de la Matanza, y pertenece al 3º cordón del Área Metropolitana de Buenos Aires. Se encuentra dentro del ámbito de la cuenca baja del Matanza – Riachuelo, a 50 metros del cauce del río Matanza. Al mismo tiempo, se sitúa a la altura del Km. 38 de la Ruta Nacional N°3 – arteria estructurante del partido-. Sus límites son: Al Noreste, la calle Urien, al Sudeste con el Río Matanza, al Sudoeste la Calle Corrales y al Noroeste la Ruta Nacional N°3.

Este barrio presenta la particularidad de ser producto de un loteo anterior al Decreto-Ley 8912/77. Sus orígenes se remontan hacia comienzos de la década de 1960, y su creación está relacionada con el desarrollo de grandes loteos, conocidos como “populares” . Los mismos eran adquiridos en pagos mensuales, en su gran mayoría, por familias de bajos ingresos, las que fueron asentándose en el barrio de forma gradual (en aquel entonces, existían varios loteadores y en 1979 el loteador pasó a ser CALMAR). Por tal motivo, cuenta con un ordenamiento previo, al haber sido constituido a partir de la estructura de parcelas creadas por un plano de mensura y subdivisión.

Respecto a los orígenes de sus pobladores, en la década de 1970 llegaron las primeras familias provenientes de las Villas de la Capital Federal, quienes adquirieron la propiedad de los lotes a través del difundido sistema de pago mediante chequera y en cuotas. Entre los años 1982–83, el barrio fue consolidándose con la llegada de pobladores provenientes del interior del país, quienes ya contaban con un primer antecedente migratorio, al haberse instalado anteriormente en distintas localidades del AMBA. Es a partir de la década de 1990 en que la lógica de crecimiento del barrio se modifica y comienza a desarrollarse a partir de la toma ilegal de terrenos vacantes disponibles. Este fenómeno se desarrolló desde la calle Julio Verne, en sentido hacia el Río Matanza.

A partir del año 2000, se consolida esta práctica con el proceso de usurpación, pero en este caso, de parcelas privadas. A través del relevamiento de campo, se pudo observar que la toma de estos terrenos fue llevada a cabo, en su gran mayoría, por población proveniente de países limítrofes. De acuerdo a lo observado durante el trabajo de campo, y a los distintos testimonios brindados por los principales referentes barriales, los vecinos identifican ese momento como un período de creciente conflicto social.

En la actualidad, y dado los procesos anteriormente descriptos, el barrio puede catalogarse como un “híbrido”, ya que no puede ser considerado ni como un asentamiento, - porque se trata, desde el punto de vista de su estructura catastral, de un loteo regular, donde cada lote tiene un dueño identificado con número de parcela y de registro en el catastro-, ni como un barrio regularizado, netamente formal, ya que existe un gran porcentaje de parcelas usurpadas.

La estructura urbana del conjunto responde a la tipología de barrio jardín (esta tipología fue adoptada como modelo de solución de trazado para distintos conjuntos durante el período peronista. Sus fundamentos teóricos se enmarcan dentro del pensamiento utópico de finales del siglo XIX, que llevó finalmente a la concepción de las ideas entorno a la “Ciudad Jardín”. En América Latina, sin embargo, este movimiento tendrá diferentes repercusiones que muestran otras de las líneas de transferencia de ideas respecto de las experiencias europeas. Podemos observar que la adaptación de los criterios conceptuales de tales teorías, en este caso en particular, sólo se ven aplicados a la conservación del tipo de trazado y al manejo de la densidad, como medios para implementar las propuestas de rehabilitación social y de calidad urbana. Sin embargo, estas intervenciones dejarán de lado la preocupación por la relación entre ciudad y territorio, ciudad y paisaje contextual y por la articulación entre núcleos centrales, periferias suburbanas propias de las teorías utopistas). Como respuesta a esta tipología, encontramos que el barrio presenta amplias avenidas, al estilo de boulevard, sectorizaciones dentro de la trama con calles curvas, de tránsito lento, amplios espacios verdes y públicos, y lotes de gran tamaño. Todo lo anterior descripto, desarrollado en un entorno prácticamente rural.

Al mismo tiempo, su trazado presenta una serie divisiones por sectores, que conforman, a nivel urbano, distintas áreas de menor escala, permitiendo, para cada una de ellas, un mejor reconocimiento y apropiación. Cada uno de estos sectores o subsectores, cuentan sus respectivos espacios verdes públicos. Los límites de las mencionadas áreas están conformados por las calles de mayor jerarquía, específicamente por las calles Hugo Wast – Alberto Williams, Fortín Yuca, Av. Montecarlo, y la calle Julio Verne. Estas calles cuentan con un ancho aproximado de 15m. Se ha podido observar también, durante las tareas de relevamiento de campo, la presencia de calles de distinta categoría - con un ancho promedio de 11 m-, relacionadas con una escala intrabarrial.

El barrio cuenta con varios puntos de acceso, todos ellos ubicados sobre la Ruta Nacional N° 3. Esta arteria cobra relevancia, ya que es el único medio de acceso al barrio desde los principales centros urbanos del Municipio.

Respecto a su zonificación del barrio, la misma corresponde a la de Área Residencial de Baja Densidad (U1A), siendo su entorno inmediato Zona Mixta Industrial (http://www.gob.gba.gov.ar/normativas/frame_normativas.phtml).

Cuadro 1: Viviendas según problemas de inundación en el terreno donde está ubicada

Fuente: Elaboración propia en base a datos a la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

Tabla 1: Viviendas según causas de la inundación del terreno dónde está ubicada

Fuente: Elaboración propia en base a datos a la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

Cuadro 2: Viviendas según si tienen o han tenido problemas de inundación en su interior

Fuente: Elaboración propia en base a datos a la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

La posibilidad de inundación se manifiesta como un problema en relación a la situación de la vivienda, con el 27% de las viviendas que han sufrido inundación en sus terrenos. La inundación al interior de las viviendas, reduce su importancia afectando al 15% del parque habitacional total. Respecto de los motivos de la inundación en los terrenos, el más importante está asociado a las precipitaciones, y afecta al 96% de las viviendas cuyos terrenos se inundan. El segundo factor de inundación corresponde al desborde de cursos de agua, con el 28%de las viviendas afectadas cuyos terrenos se inundan, y en menor medida, por sudestada y por la presencia de aguas grises y negras. Respecto de las causas de inundación al interior de las viviendas, el orden de importancia de los factores de inundación descriptos para el caso de los terrenos se mantiene, si bien existen diferencias en términos absolutos siendo que el universo de viviendas que padecen inundaciones en su interior es menor que aquellas que padecen inundación en sus terrenos.

Según relatan los vecinos en las entrevistas en profundidad uno de los problemas más acuciante son las inundaciones que afectan las calles y las casas en varios sectores de La Esperanza, ocasionadas por las lluvias y los desbordes de la laguna. El predio se convierte en un lugar inaccesible con severas consecuencias para sus ocupantes, el retiro del agua deja un cúmulo de barro que queda asentado en las arterias de acceso por las malas condiciones en las que se encuentran y vuelve el lugar intransitable para peatones y vehículos.

Para los vecinos esta situación se ha complicado aún más con posterioridad a la realización del asfalto debido a que las obras no fueron acompañadas de buenos desagües pluviales, por lo que las zonas más deprimidas del terreno sufren las peores consecuencias.

Cuenta uno de los vecinos que en una ocasión a causa de la apertura de una compuerta en la parte superior de la cuenca, la inundación por desborde fue de tal magnitud que debieron acudir los bomberos voluntarios para rescatar a los pobladores y alojarlos en un sitio más seguro.

La existencia de basurales a cielo abierto y micro-basurales y el comportamiento de algunos habitantes que arrojan los desechos a los desagües, agravan el cuadro. Para dar cuenta de las dimensiones de este problema debemos mencionar que existen viviendas localizadas a la vera del río, en terrenos que llegan a tener una diferencia de altitud con respecto al resto del barrio de aproximadamente 6 metros.

 

De acuerdo a lo manifestado por los entrevistados la provisión de agua corriente de red es un servicio que comenzó a funcionar hace aproximadamente 6 meses. Las obras del tendido de cañerías fueron realizadas por trabajadores de las cooperativas y son reconocidas por los vecinos como responsabilidad de la intervención del municipio en el barrio.

En el barrio La Esperanza los vecinos declaran tener servicio de agua corriente de red, la conexión de energía eléctrica por empresa en algunos casos y por sistema de “enganche” en otros y desagües de fluidos cloacales a pozos ciegos o vuelcos directos al curso de agua o pozos en la tierra.

  

Anteriormente algunos hogares que proveían del agua por medio de perforaciones propias, este sistema tampoco estaba disponible en todas las casas y los vecinos compartían las bombas extractoras. Actualmente la mayoría de las casas cuenta con el servicio aunque existen algunas que aún no en hecho la conexión al interior de la vivienda.

 

Los hogares entrevistados se diferencian al momento de realizar una evaluación sobre la calidad del agua que les llega, un grupo de ellos sostiene que el agua presenta un fuerte sabor y olor a cloro por lo que no la utilizan para beber ni para preparar alimentos sino sólo para la limpieza y la higiene.

Esta situación se agrava cuando se producen cortes de energía eléctrica debido a que no pueden abastecerse a través de las bombas extractoras.

Cuadro 3: Viviendas según procedencia del agua (Múltiple: hasta 2 respuestas)

Fuente: Elaboración propia en base a datos a la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

Cuadro 4: Viviendas con procedencia del agua de otro tipo según especificación

Fuente: Elaboración propia en base a datos a la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

La provisión de agua de las viviendas, se da por caño de red para un porcentaje significativo, en tanto el 88,7% de las viviendas tienen este servicio, según los encuestados. La fuente de aprovisionamiento que sigue en importancia, es la perforación con bomba a motor, para un total de 65 viviendas, las que alcanzan una participación del 8,5% del total del parque habitacional.

Respecto de la energía eléctrica, la mayoría de las viviendas se proveen a través de la empresa que presta servicio en la zona, sin embargo varios de los entrevistados que respondieron a la consulta admiten que se encuentran enganchados del cableado colocado por la empresa. La conexión de estos hogares a la red es caótica y deficitaria, colgaron los cables sin ningún criterio de ordenamiento o seguridad lo que provoca inestabilidad y frecuentes incendios en cables y en las casas debido a que la instalación eléctrica en el interior de las mismas tampoco es la adecuada. Los vecinos reclaman al menos la instalación de nuevos postes y un medidor comunitario.

A lo largo del análisis de las entrevistas realizadas se repiten expresiones que indican que el servicio es deficiente, los vecinos reclaman por los frecuentes cortes de energía que sufren y relatan que han pasado períodos prolongados sin servicio de hasta 15 días.

Cuando se interrumpe la energía la rehabilitación del servicio también les ocasiona serios inconvenientes debido a que ocurre de forma intermitente y la tensión que llega a los hogares varía, con subas y bajas, provocando que los aparatos electrodomésticos quemen sus motores, se incendian los cables y las luminarias han llegado a explotar.

De hecho, el déficit que presenta el tendido de la red de energía eléctrica es uno de los problemas graves del barrio.

Los vecinos recuerdan diferentes accidentes que han ocurrido como consecuencia de las irregularidades en el sistema de cableado por el que acceden al servicio de luz, en un especial un niño se salvó “milagrosamente” en palabras del entrevistado, de sufrir una descarga eléctrica al pisar uno de los cables que se encontraban sueltos, iba acompañado de su mascota que no resistió la intensidad de la descarga.

Otra dificultad con la que se encuentran en un sector del barrio es que, luego de una inundación ocasionada por el desborde del curso de agua, la empresa responsable del servicio les retiró los medidores individuales a quienes fueron afectados y le otorgó a la zona una calificación que impide la colocación de nuevos medidores.

La empresa privó a todo el sector del servicio medido, sacando los aparatos de registro de consumo individuales incluidos los de aquellas viviendas que tenían los pagos de todas las facturas correspondientes a la prestación y también habían abonado en su momento el valor del medidor individual.

Desde la mirada de los entrevistados éstas acciones fueron realizadas para quitarles derechos, debido a que consideran que la posesión de una factura que les acredite la titularidad del servicio los coloca en mejor posición para realizar reclamos o exigir reparaciones en caso de desperfectos ocasionados a los artefactos eléctricos. La posibilidad de obtener un crédito personal en algún comercio o de retirar materiales a cuenta para arreglar sus viviendas, en algunos casos también se encuentra supeditada a la posesión de una factura de servicio a su nombre.

  

Por estos motivos han elevado a las autoridades estatales y a las de la empresa privada concesionaria de la prestación, reiterados pedidos firmados por los vecinos dispuestos a regularizar nuevamente la situación, pero ante la falta total de respuesta siguen sin poder abonar el servicio.

Asimismo los vecinos cuentan que en un sector del barrio, en el que fueron relocalizadas hace poco tiempo varias familias que provenían de otros barrios, les fue proveído el servicio de manera inmediata y que ellos continúan sin ser escuchados.

El alumbrado público también es insuficiente e inexistente en algunas zonas en las que, la poca iluminación que hay proviene de los artefactos colocados por los propios vecinos en las puertas de su domicilio. Con relación a esta problemática los vecinos también han efectuado reclamos que carecen de respuesta.

En barrio La Esperanza los hogares no reciben el servicio de gas natural. El abastecimiento de gas lo satisfacen a través del sistema de gas envasado, en garrafas o tubos, porque no tienen red de gas domiciliario

El barrio no cuenta con sistema de desagües de red (cloacas), sobre la forma en la que se deshacen de los fluidos líquidos de los hogares, son frecuentes los entrevistados que relatan que poseen “pozos ciegos”, sin embargo también existen varias referencias que indican vierten los desechos directamente en la ribera o en la tierra.Es importante destacar que la sobrecarga de tensión causada por el uso de sistemas de calefacción eléctricos en época invernal, provoca que se intensifique la frecuencia de los cortes del servicio.

Los cortes de energía eléctrica, reiterados y prolongados, no solamente provocan incomodidad a los usuarios o pérdidas materiales, lo más grave es que, ponen en riesgo la salud de los pobladores, como lo relata uno de los vecinos que cuenta el caso de una señora que padece diabetes y depende del funcionamiento de una heladera para la conservación segura de la insulina que debe inyectarse diariamente, evidenciando que lo que está en peligro es nada menos que la vida de las personas.

Con relación al pago de los servicios públicos no hay uniformidad, algunos vecinos refieren que abonan todos los servicios y otros ninguno.

La conectividad del barrio con los centros urbanos y comerciales, que posibilitan la comunicación de los habitantes del barrio con el resto de la ciudad, a través del servicio de transporte público de pasajeros, se reduce a tres líneas de colectivos que los trasladan a los distintos puntos. Si bien estas no presentan mayores inconvenientes en el servicio, los vecinos han formulado quejas debido a que ingresan sólo hasta la zona que tiene calles asfaltadas, por lo que quienes habitan sobre arterias de tierra deben caminar sobre el barro, los días de lluvia, para acceder a la zona de ascenso y descenso de pasajeros.

Uno de los vecinos entrevistados realiza un relato en el que cuenta que para acceder a su lugar de trabajo debido a la distancia que debía recorrer, necesitaba realizar varias conexiones, llegando a utilizar un autobús que presta servicios de manera irregular. Agrega que por el costo de los pasajes y el tiempo que debía invertir en el viaje en relación al dinero que obtenía como pago por el trabajo, lo llevaron a renunciar al mismo.

  

La recolección de los residuos sólidos urbanos se encuentra cubierta de manera ineficiente por un servicio que pasa sólo por algunos sectores del barrio a recoger los desperdicios colocados en contenedores que no cubren la totalidad del predio, con una frecuencia de dos o tres veces por semana que en ocasiones no es respetada. Los otros vecinos deben acumular las bolsas de basura en sus domicilios y pagar a quienes poseen un carro para que las retiren y se deshagan de ellas, en un basural que ocasionalmente es levantado por la municipalidad o, de acuerdo a lo expresado por uno de los entrevistados, “donde puedan” sin preocuparse demasiado por la conservación del medio ambiente ni el cuidado de la salud de quienes habitan los alrededores. Debido a la insuficiencia del servicio en ocasiones se rompen las bolsas que quedan en las calles.

También es frecuente de observar a vecinos que al advertir la presencia del camión recolector procuran llegar a la carrera con su bolsa de basura. Para comenzar a resolver la situación varios vecinos han solicitado la colocación de más contenedores y de uno de los relatos relevados surge una propuesta para conformar un grupo vecinal que se ocupe de la limpieza del barrio

El comportamiento de algunos vecinos y la existencia de un basural en la laguna y en varias esquinas micro basurales, complican la situación ambiental en La Esperanza.

  

El tema de los espacios públicos de recreación y esparcimiento dentro del barrio La Esperanza, se repite a lo largo del corpus de entrevistas analizadas como pedido, ante la ausencia de un espacio de distracción para los habitantes y de entretenimiento para los niños, justificando además su necesidad por la gran cantidad de población que vive en el barrio y la disponibilidad de terrenos desocupados que podrían utilizarse para la construcción de una plaza de juegos.

El único espacio reconocido es el que ocupan unas canchas de fútbol.

Otra problemática recurrente, está relacionada directamente con las carencias que sufre una parte del predio en donde se encuentra asentado el barrio La Esperanza, de acuerdo al relato de una vecina los habitantes sienten que están abandonados.

 

  

 

Cuadro 5: Hogares según mejoras necesarias en el barrio (Múltiple: hasta tres respuestas)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

Con respecto a las necesidades del barrio, las menciones que se destacan muy por encima del resto son: en primer lugar, arreglo de calles, y veredas, en segundo lugar, mejoras en el alumbrado público y la red eléctrica domiciliaria, en tercer lugar, vigilancia por parte de la policía y, en cuarto lugar, mejoras en las instalaciones cloacales y pluviales. Estas demandas son compartidas, respectivamente, por 85,5%, el 29,6%, el 23% y el 14,3% de los hogares del barrio. En el amplio y heterogéneo conjunto de cuestiones restantes a mejorar, las más mencionadas, aunque apenas alcancen entre el 10% y el 2% de los hogares del barrio, son: gas (9,8%), limpieza e higiene en general (5%), recursos humanos e insumos para la salita (4,6%), espacios verdes y plazas (3,5%), recursos e infraestructura para la escuela (2,9%) y limpieza o relleno de la laguna (2%).

Orígenes y crecimiento del barrio

Los entrevistados describen el barrio en sus comienzos como un lugar tranquilo, con presencia de criaderos de animales, muchas arboledas, caminos rodeados de eucaliptus, en el que los chicos podían ir y venir sin problemas y disfrutar de los espacios verdes y el aire libre. Un lugar descampado con calles de tierra, muy pocas construcciones y sin luz, alejadas unas de otras. Existía un establecimiento educativo la “Escuela 179” de la que un vecino rescata su crecimiento desde el comienzo hasta ahora donde la califica de “Señora escuela”.

Reconocen una convivencia armoniosa entre los vecinos y también un importante crecimiento en el número de viviendas y en la cantidad de población.

Del análisis del grupo de entrevistas se desprende que los vecinos de La Esperanza han sido motivados por diferentes razones que los condujeron a tomar la decisión de radicarse en el barrio.

Aquellos que llegaron de pequeños acompañaron a sus padres quienes resolvieron mudarse por problema de salud de un hijo, en un caso y en otro frente a la posibilidad de conseguir un espacio donde asentar su vivienda familiar, al tomar conocimiento de la existencia del terreno a la venta en el predio que ocupa el barrio. También en este grupo se pudo relevar el caso de un vecino que había sido desalojado de la villa de emergencia donde convivía con sus padres. Entre las causas de arribo que argumentan quienes tomaron la decisión de adultos se destacan, la expectativa de conseguir trabajo frente a la falta de oportunidades laborales en su lugar originario de residencia y la formación de su propia familia o el proyecto de formarla al establecerse con una pareja fundamentalmente en respuesta a la necesidad de una vivienda propia.

En general los entrevistados coinciden en señalar que han tomado conocimiento de la existencia del barrio La Esperanza a través de familiares, amigos o conocidos que les informaron que se encontraban vendiendo terrenos en el lugar e incluso que existía la posibilidad de realizar una toma de los mismos. Se han podido detectar dos testimonios que refieren haber sido invitados a visitar el predio por una empresa que se encargaba de la comercialización de lotes y que a través de ella muchos adquirieron sus terrenos.

Los vecinos refieren tener una percepción más significativa del aumento entre los últimos 5 ó 10 años. Los entrevistados han relatado que algunos vecinos permanecen en el lugar desde los inicios y no advierten que existan familias que abandonaran el barrio. Por el contrario se han tomado nuevos terrenos y se ocuparon sectores cercanos a la ribera del río, debido a la necesidad de espacio para asentar las viviendas de los nuevos pobladores. Entre las razones que expusieron para procurar dar una explicación al aumento de la población, una de las personas consultadas considera que la facilidad en la toma de terrenos, que pudo notar en los últimos años, favoreció la radicación en La Esperanza y recuerda que cuando llegó con su madre al barrio siendo pequeña, esto no ocurría así. Otra de las razones expuestas es el crecimiento de los hijos que eligieron permanecer en el mismo barrio aún de adultos. Por último, desde la perspectiva de otro vecino, La Esperanza brinda a sus habitantes la posibilidad de llevar una vida tranquila en comparación con otros.

El relato de un vecino sobre estas operaciones de compra venta, muestra que no fueron transparentes en todos los casos, ya que a su padre le habían vendido el lote con una ubicación y luego de terminar de pagarlo cuando se apersonó a tomar posesión puedo constatar que había sido vendido a otra familia y debieron trasladarse a los fondos del predio.

  

Cuadro 6: Hogares según percepción del crecimiento de la cantidad de personas en la cuadra durante los últimos 5 años

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

Se observa un pronunciado consenso entre los vecinos acerca del incremento demográfico producido al interior del barrio en los últimos 5 años. El 83,4% de los hogares considera que la cantidad de personas que habitan en su cuadra aumentó durante ese período.

Cuadro 7: Hogares según percepción acerca del modo en que creció la cantidad de personas (Múltiple: hasta tres menciones)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

Con respecto a la identificación de los factores señalados como causas de ese incremento, un 78% de los hogares afirma que se debió a que se construyeron nuevas viviendas y un 36% afirma que sólo se ampliaron las casas. Por otro lado, se observa un porcentaje considerable de hogares (30,4%) que mencionan que viven más personas pero no se construyeron más ni ampliaron viviendas.

Los entrevistados coinciden en señalar que pueden advertir un aumento poblacional importante y refieren que si bien es constante a lo largo del tiempo en el que se desarrollo el barrio pueden advertir un incremento en el ritmo durante los últimos años. Uno de los vecinos considera que han llegado, para radicarse en La Esperanza, tanto personas de nacionalidad argentina como extranjeros.

Las características de la población inmigrante, en opinión de uno de los vecinos, se han modificado con respecto a quienes ingresaron al país anteriormente, la idiosincrasia del grupo más antiguo, personas unidas, trabajadoras y con motivación para procurar progresar ha sido abandonada por los nuevos migrantes.

Existen, sin embargo, múltiples referencias de vecinos que indican que la composición de la población del barrio se vio claramente modificada con el arribo de un número importante de inmigrantes provenientes de los países limítrofes, entre ellos Paraguay fue quien aportó el mayor caudal de pobladores. Consideran que los motivos que los llevan a abandonar su país, entre otros, es que el estado argentino brinda más ayudas que las que pueden obtener en su lugar de origen y que aquí encuentran también la posibilidad de tener un espacio para asentarse con sus familias, agregan que son incentivados por otros familiares que arribaron con anterioridad.

Los hogares y la relación con el barrio

Los entrevistados relatan que han abandonado el lugar de origen en compañía de su familia primaria quienes lo hicieron de pequeños o la que conformaron con su pareja e hijos los más grandes, todos procurando obtener una mejor calidad de vida.

La mayoría de los entrevistados ha tenido varios lugares de residencia previos a la llegada al barrio en diferentes localidades del GBA, inclusive aquel que proviene del exterior. También mudanzas en sus lugares de origen, generalmente por motivos laborales de los padres, como ejemplo uno de los vecinos cuenta que son 5 hermanos que han nacido en tres provincias diferentes de la Argentina, en orden de mayor a menor, Chaco, Salta, Jujuy, Salta, Salta, demostrando el itinerario de cambios de domicilios.

Surge del análisis de las entrevistas, referencias relacionadas con la nacionalidad de los vecinos que se radicaron en el barrio, algunos provenientes de diferentes países limítrofes aunque los vecinos destacan la presencia mayoritaria de ciudadanos de nacionalidad paraguaya. También se ha podido relevar un relato que indica que los inmigrantes fueron traídos por familiares residentes de La Esperanza y han ocupado, sin realizar ningún pago, una zona del barrio en la que había terrenos que se comercializaban.

Cuadro 8: Hogares según lugar de residencia anterior

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

Aproximadamente, el 45% de los hogares siempre vivió en el barrio. Entre los hogares que no siempre vivieron allí, se destaca un 28,3% que residían en otor lugar del municipio. En menor medida, el 8,1% de los hogares proviene de otro lugar del Gran Buenos Aires, cerca del 5,5% residía anteriormente en otro país, en la Capital Federal y en otro lugar de la Argentina, y el 2,3% vivía en otro lugar de la provincia de Buenos Aires.

Cuadro 9: Hogares que residieron anteriormente en otro lugar según año de llegada

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

Hasta 1970, se observa la llegada de apenas el 3,7% de los hogares que no son originarios del barrio. En la década siguiente (1971-1980), con los comienzos del loteo ese porcentaje se incrementa al 7,4%. Es a partir de la década del ´80 que el porcentaje de hogares que llega por década aumenta considerablemente respecto a la década anterior. Entre 1981 y 1990, llega el 17% de los hogares, entre 1990 y 2000 llega el 30,4% y entre 2001 y 2011 llega cerca del 41% de los hogares que antes residían en otro lugar.

Cuadro 10: Hogares que residieron anteriormente en otro lugar según motivos de llegada al barrio (Múltiple: hasta dos menciones)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 750 casos.

Se destacan entre los motivos de llegada al barrio, por un lado, que el 29,8% de los hogares se trasladó allí por problemas económicos y, por otro lado, que un 20,1% lo hizo porque ya vivían allí familiares y/o amigos. En tercer lugar, un 13,4% de los hogares menciona que se trasladaron allí porque pudieron comprar la casa y/o el terreno. En cuarto lugar y quinto lugar, un 8,9% refiere a cuestiones familiares o de salud y un 8,3% afirma que llegaron porque había terrenos desocupados. Finalmente, en menor proporción, las razones de los hogares para mudarse al barrio fueron que les gustaba el barrio (4,3%), haber sido desalojados de la vivienda anterior (3,4%) y no tener lugar donde vivir (4%), la buena ubicación del barrio (2,7%) y vivir más cerca del lugar de trabajo (1,4%).

Cuadro 11: Hogares según voluntad de irse del barrio

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011

Aproximadamente, 4 de cada 10 hogares quisiera irse del barrio.

Gráfico 3: Hogares que se quieren ir del barrio según motivaciones

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 291 casos.

Entre las razones que dieron los hogares que quisieran irse se destacan, principalmente, la falta de seguridad (21,6%), el aislado del barrio respecto a los servicios de educación, salud, transporte y las zonas trabajo (14,6%) y las aspiraciones de vivir en un lugar que permita mejorar la calidad de vida y progresar (11,4%). En cuarto, quinto y sexto lugar, los hogares afirman que quieren mejorar su situación de vivienda (9,3%), no les gusta el barrio en general (8,7%) y no hay buen ambiente entre los vecinos (8,1%). En el amplio y heterogéneo conjunto de razones restantes, las más mencionadas (aunque apenas alcancen entre el 4% y el 2,5% de los hogares del barrio) son: falta de tranquilidad (4%), problemas de inundación (3,6%), fuerte presencia de droga (3,2%), mal estado general de las calles (3%) y demasiada humedad (2,6%).

Gráfico 4: Hogares que no se quieren ir del barrio según motivaciones

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio La Esperanza (La Matanza). Junio de 2011. Base: 459 casos.

Si nos remitimos a quienes no quisieran irse del barrio, las principales razones que los hogares mencionan son: estar tranquilos y cómodos (24,3%), les gusta el barrio (24,2%), la costumbre de vivir allí desde hace mucho tiempo (18,4%) y tener a sus familiares y amigos en el barrio (10,2%). En menor proporción, se destaca, entre otros motivos, que los hogares no quieren irse, por un lado, porque conocen el barrio y estiman a sus vecinos (5,1%) y, por otro lado, porque tienen su casa o terreno (3,9%).