Las Achiras
Como es vivir en la villa: prejuicios, xenofobia y expectativas
El relato de los entrevistados se unifica a la hora de expresar su pensamiento sobre lo que opinan con respecto al barrio las personas que no viven allí. La mayoría cree que no piensan bien y ni siquiera quieren entrar en él. Fundamentalmente, creen que estas personas piensan así porque le tienen miedo al barrio; en algunos casos, llegan incluso a justificar este temor porque los propios vecinos piensan que es verdad que el barrio es peligroso.
Varios vecinos en defensa del barrio expresan que es errónea la calificación de “villa”, que como concepto han oído de personas que no habitan Las Achiras, porque para algunos pobladores se trata de un barrio, y otros creen que los prejuicios se basan fundamentalmente en un desconocimiento de las personas que viven en el barrio.
Los vecinos de Las Achiras que fueron entrevistados manifestaron en varias ocasiones inconvenientes de diversa índole cuando tuvieron que registrar que domicilio tenían. Relatan haber tenido problemas para recibir correspondencia dado que desde hace un tiempo los carteros no ingresan al barrio. Lo mismo ocurre con las ambulancias y los servicios técnicos de la empresa que provee de energía eléctrica.
Los vecinos en ocasiones han manifestado tener problemas de relación para aquellos niños que concurren a establecimientos escolares alejados del barrio. También es una traba a la hora de invitar a compañeros de estudio a su casa, muchos de ellos no concurren porque a los padres les parece peligroso el barrio.
Al momento de buscar trabajo algunos entrevistados suponen que también resultó un obstáculo el lugar de domicilio, puesto que no consiguieron empleo. Mientras que para otros esto no fue un problema y de hecho en sus hogares hay miembros con trabajos formales.
Si bien los entrevistados manifiestan sentir la mirada prejuiciosa del “afuera” por vivir en la villa, en esa villa, a su vez, existe un marcado prejuicio hacia los habitantes de un barrio que se formó en los fondos, al que algunos vecinos llaman “17 de octubre” y otros “17 de noviembre”, poblado principalmente por inmigrantes extranjeros. Los entrevistados señalan conflictos de discriminación recíproca, problemas laborales y de cupos tanto en las escuelas como en la unidad sanitaria cercana al barrio.
En cuanto a los problemas laborales a los que hicieron referencia algunos de los entrevistados se destaca la competencia por puestos de trabajo en el mercado central y por los alimentos que antes obtenían del mercado para su consumo personal o para la venta y a los que ahora no pueden acceder.
Los relatos de los entrevistados se dividen en cuanto a sus consideraciones respecto a si deberían hacerse diferencias entre argentinos y extranjeros. Un grupo de vecinos cree que así debe ser y que se debería priorizar a los primeros sobre los segundos para acceder a cualquier beneficio.
Otros indican que no es su voluntad discriminar pero también muestran descontento y enojo por la presencia de extranjeros.
Varios entrevistados se han manifestado de manera contundente en contra de cualquier tipo de discriminación.