Atlas del Conurbano bonaerense

Federal 1432 (F. Varela)

Características demográficas

La población del barrio Federal de Florencio Varela se compone en proporciones prácticamente equitativas de mujeres y hombres, representando aquellas un 52,6% mientras que éstos constituyen un 47,4%.

Gráfico 1: Distribución de la población po rangos de edad

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011. Base 7685 casos.

En la composición etárea de la población del Federal de Florencio Varela se presentan los jóvenes como un componente predominante: al menos la mitad de los habitantes del barrio son niños y adolescentes de hasta 17 años (56,0%), quienes tienen entre 18 y 24 años representan un 9,7% y la franja etárea de 25 a 49 años constituye un 29,9% de la población total. Se registró que sólo 4,4% de los habitantes del Federal de Florencio Varela tiene 50 años más, al interior de cuyo grupo aquellos de 65 años ymás representan un 1,3%.

Gráfico 2: Población según nacionalidad

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011. Base 7685 casos.

La composición de la población del barrio según el país de origen revela un predominio de argentinos (98,7%) frente a un 1,2% de ciudadanos extranjeros. Con respecto a estos últimos la mayor incidencia se presenta por los nacidos en Paraguay (0,8%) mientras que los uruguayos representan un 0,2% y los chilenos y brasileños un 0,1% respectivamente. No pudieron registrarse datos al respecto sobre un 0,1% de los casos.

Situación ambiental, infraestructura y servicios

Este barrio es producto de un proyecto que contempló la construcción de viviendas con los servicios de infraestructuras correspondientes y se construyo en el marco del Programa Federal de Construcción de Viviendas. Se trata de un barrio planificado en el que se respetaron ciertos rasgos de la trama urbana existente y el loteo tradicional de manzana de la zona. El tipo de construcción y la forma de distribución de las viviendas le otorgan características de barrio residencial.

Debido a esta particularidad que presenta el barrio Santa Rosa del Municipio de Florencio Varela no se registraron testimonios que revelen problemas de infraestructura en las casas que revistan gravedad. Sin embargo los vecinos entrevistados coinciden en señalar algunos problemas que los afectan, el principal es el mal estado en el que se encuentran las arterias de circulación, las que a pesar de contar con desagües pluviales, sufren anegamiento y desbordes en bocas de tormenta los días de lluvia. No se relevaron testimonios que indiquen que sectores que sufran inundaciones por esta causa pero sí se han escuchado muchas quejas sobre las consecuencias que el agua provoca en la superficie de las calles que quedan cubiertas de barro y con una importante cantidad de pozos que llegan al punto de impedir el traslado y la circulación de vehículos. Reconocen que la actitud de algunos vecinos que han sacado las piedras que cubrían las calles de tierra del barrio, para usarlas para mejorar sus viviendas, también contribuyó al deterioro del alisado que tenían las arterias interiores.

Para los vecinos este escenario es muy problemático debió a que el tránsito y la circulación se ven interrumpidos también para los vehículos que prestan servicios, (policía, bomberos, ambulancias) así ni aún en una situación de emergencia de salud lograrían ingresar los remises o ambulancias. Momentos en los que la falta de calles mejoradas o asfaltadas se hace más evidente. El predio se convierte en un lugar inaccesible con severas consecuencias para sus ocupantes, uno de los entrevistados comenta que se enterró un camión que trasladaba materiales de construcción.

La falta de mantenimiento, de limpieza periódica del curso de agua y el cúmulo de basura en algunas esquinas y en un predio libre, los rodea de un entorno peligroso para la salud y el medio ambiente. El cúmulo de basura provoca que exista en el lugar presencia de víboras y ratas. Los vecinos reconocen que la basura es arrojada por los propios habitantes del barrio que no se esfuerzan por conservar al menos la limpieza.

Algunos entrevistados se quejan del servicio de recolección de residuos, uno de ellos porque nadie se ocupa de las bolsas que se rompen en la calle y otro señala que en una ocasión, el camión encargado estuvo sin pasar por el barrio durante un mes aproximadamente y que debió llevar las bolsas con desechos, al barrio donde vive su madre que cuenta con un servicio diario de recolección. Asimismo, se relevó el testimonio de un vecino que junto con el mal estado general de las calles observa que en un principio había iluminación pública pero posteriormente ya no funcionaron las luminarias.

 

 

 

El barrio cuenta con las redes de agua y cloacas correctamente habilitadas, la provisión del servicio de energía eléctrica lo realiza la empresa prestataria de la zona sur, EDESUR, con medidores individuales para cada vivienda. De los servicios urbanos que poseen solamente reciben la factura de consumo de energía eléctrica, no aún la correspondiente al consumo de agua de red, y mayoritariamente han manifestado que abonan bimestralmente las facturas que reciben por el servicio.

Sobre el servicio de energía eléctrica una entrevistada refiere que como le habían retirado el medidor a su vecino y tiene siete hijos pequeños les permitió engancharse de su medidor, aunque quiere regularizar la situación porque teme tener problemas con la empresa que provee el servicio y porque está pagando por un consumo muy alto y no siempre recibe ayuda de este vecino para abonar la factura.

Sobre el servicio de agua corriente de red, en algunos testimonios relevados se cuestionó la potabilidad del agua que llega a las viviendas, por el olor y el sabor que tiene y porque circularon comentarios en el barrio en los que se decía que estaba contaminada con plomo. En algunos casos, ante la duda, optan por utilizar agua embotellada o en bidones y potabilizada, apta para el consumo humano.

Sobre el servicio de desagües de red, una vecina denuncia que realizó en una oportunidad un reclamo por la presencia de un caño roto, que inclusive le dieron el número con el que quedó asentado el pedido de reparación, pero hasta el momento en el que se realizó la entrevista, aún no había recibido una respuesta ni se había solucionado el problema por otro medio, a pesar de que había transcurrido más de un año desde el primer reclamo.

No existe en el barrio una red de distribución de gas natural, la amplia mayoría de los hogares utilizan el sistema de gas envasado (garrafas o tubos) como método de provisión y en las viviendas las conexiones que funcionan son las requeridas para el uso de este sistema de provisión individual. Uno de los vecinos agrega que deben ocuparse de proteger el lugar donde ubican los envases de gas para evitar que les sean robados.

Los entrevistados también manifiestan que la instalación para el servicio de gas natural provisto por red de distribución está realizada pero que aún no cuentan con este servicio. Sin embargo también se relevó un testimonio que indica que la empresa responsable de la provisión del servicio en la zona, se niega a ingresar a construir el entramado de cañerías necesario para brindar el servicio colectivo, porque aparentemente, las instalaciones domiciliarias que existen no cumplirían las condiciones y los requisitos necesarios para un adecuado y seguro sistema de provisión de gas por red de distribución.

Con relación al servicio de telefonía fija, la empresa Telefónica S.A. concesionaria de la zona sur provee el servicio a través de un satélite para el barrio. Algunos vecinos que poseen teléfono lo consideran una ventaja que les proporciona el barrio Santa Rosa en el que habitan, en comparación con sus lugares anteriores de residencia, en los que por lo general las compañías de telefonía se negaban a prestarles servicio. Sin embargo en una de las entrevistas analizadas se relevó una referencia negativa relacionada con la calidad del servicio y el sistema de crédito de llamadas disponibles que ocasionó que varios vecinos adquirieran una deuda con la empresa. Frente a este hecho por iniciativa de una damnificada se juntaron firmas para elevar a la compañía un reclamo por lo que consideraban una estafa, pero no tuvieron respuesta y al momento de realizarse la entrevista aún permanecían en situación de deudores.

La ausencia de servicio cableado de telefonía fija es señalada por algunos entrevistados que consideran que el barrio tiene calificación de “zona roja” para la empresa y por eso no instalan el cableado de línea domiciliaria. Muchos hogares tienen, en su reemplazo, diferentes servicios de telefonía móvil.

El servicio de recolección de los residuos urbanos sólidos, es realizado en forma periódica, aproximadamente tres veces por semana y cubre a todos los hogares. El mal estado en el que se encuentran las calles del barrio que se convierten en transitables los días de lluvia y los inmediatos posteriores a causa del barro y los pozos, es uno de los inconvenientes planteados por quienes fueron entrevistados. La combinación de la poca frecuencia del servicio y las lluvias provoca que en ocasiones deban acumular los residuos domiciliarios por semanas enteras, en sus casas lo que constituye un riesgo sanitario para sus familias.

En materia de transporte público de pasajeros, ingresa al interior del barrio sólo una línea de ómnibus (línea 500), las referencias de los entrevistados sobre la calidad del servicio indican que los conecta con centro comercial de Florencio Varela, que tiene una frecuencia durante los días hábiles de la semana de aproximadamente 10 o 15 minutos entre cada unidad, pero durante los horarios de mayor concentración de pasajeros, hay unidades que no se detienen en los lugares que tienen asignados para el ascenso y descenso de los pasajeros, la frecuencia los días sábado y domingo, como así también los feriados llega a extenderse la espera entre unidades desde 30 hasta 90 minutos.

Esta situación de escasez de medios de transporte y falencias en el único ómnibus disponible se agrava porque la localización del barrio no es estratégica con relación al resto del Municipio, el resultado de esta combinación es la falta de accesibilidad y conectividad con los centros comerciales y de servicios urbanos.

Como excepción la línea 500 que pasa por la avenida principal del barrio los traslada al Hospital Zonal de Agudos “Mi Pueblo” que dispone de un servicio especializado, materno infantil.

Es destacado por algunos vecinos que para llegar a cualquier otro lugar se deben tomar al menos dos líneas diferentes de colectivos y que hay personas que deben caminar entre 10 y 15 cuadras para acceder a la avenida por la que circula la única línea.

Esto resulta sumamente perjudicial para quienes ingresan a sus trabajos en horas tempranas de la mañana ya que, deben sumar al tiempo de viaje, el que les lleva caminar las cuadras que separan sus viviendas de las paradas de colectivos, como así también el tiempo de espera de todos los medios de transporte que deban utilizar para trasladarse hasta su destino.

Cuadro 1: Hogares según mejoras necesarias en el barrio (Múltiple: hasta tres respuestas)

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio del Plan Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011

Con respecto a las necesidades del barrio, se destaca muy por encima del resto el pedido de asfalto y arreglo de calles que menciona el 91,5% de los hogares del barrio. En menor medida otras cuestiones a mejorar que mayormente mencionan los hogares son: el alumbrado público (26,4%), la vigilancia del barrio por parte de la policía (24,1%), el acceso al servicio de gas natural (18,3%), los recursos de salita y el acceso de ambulancias (18%) y la accesibilidad a transporte público (16,7%).

Entre las propuestas que hicieron los entrevistados para resolver los problemas actuales del barrio se destaca el pedido de mejoramiento o asfalto para las calles como obra imprescindible para el progreso del mismo. Esta demanda es compartida por varios vecinos que consideran que de esta forma se facilitaría el ingreso de vehículos de servicios al barrio además permitiría mejorar el aspecto general del mismo.

Con relación a las obras o medidas que deberían tomarse de manera más o menos inmediata los vecinos vuelven a insistir con la solicitud de una unidad de atención de la salud acorde a las necesidades del barrio por cantidad de población. Al pedido de una ampliación de la salita existente y la incorporación de más profesionales médicos, consideran también la importancia de contar con otra unidad de atención para resolver por ejemplo, el grave problema que se les presenta cuando tienen que solicitar turnos médicos.

Algunos vecinos entrevistados requirieron además la incorporación del servicio de gas natural de red. Sobre este punto uno de ellos revela que un familiar para calefaccionar la casa enciende carbón en el interior y se muestra preocupado por la peligrosidad que implica este modo de ambientar la vivienda para quienes habitan en ella.

Con mayor frecuencia de repetición en los relatos que se analizaron se pudo extraer una preocupación por los problemas de adicciones en el barrio, por el aumento del consumo y la comercialización y por la situación de inseguridad que se vive en el mismo a causa de ello. La petición concreta que efectúan algunos vecinos es la creación de una institución u organización social o estatal que permita contener y rehabilitar a los adictos procurando que regresen a las escuelas y abandonen las calles.

Para resolver otros problemas que a su criterio tiene el barrio, se relevaron pedidos de más alumbrado público y servicio de telefonía fija, como así también mayor disponibilidad de medios de transporte y más seguridad para garantizar la circulación del mismo por el barrio.

Orígenes y crecimiento del barrio

Los entrevistados han sido consultados sobre las características del lugar y de la vivienda que ocupaban en el momento inmediato anterior a la llegada al barrio Santa Rosa, algunos reconocen que ocupaban ilegalmente los terrenos, en tanto otros que compartían la vivienda con los padres o los suegros y hasta con abuelos, varios hacen referencia a la falta de espacio cuando describen los reducidos espacios de las casas que habitaban.

Con relación al tipo de construcción y a las condiciones de vida anteriores han hecho referencias a lugares precarios, con ambientes muy húmedos, algunas viviendas eran tan pequeñas, que una sola pieza servía de dormitorio, cocina y estar, varios declararon tener el cuarto de baño afuera de la casa. Siempre anhelando el espacio propio para progresar.

Uno de los vecinos entrevistados realizó una comparación con su vivienda anterior y destaca los progresos que advierte en sus actuales condiciones de vida, entre otros nombra principalmente, los servicios de agua corriente, la provisión de energía eléctrica con una instalación segura y la ausencia de inundaciones. Estas mejoras le permiten gozar de los servicios aún los días de lluvia y agrega además que ahora tiene un baño “digno”.

Los entrevistados relatan que no han realizado trámites para gestionar entregas de viviendas con anterioridad a la inscripción en el Plan Federal, aunque algunos tuvieran en claro que su objetivo era tener la casa propia.

Tomaron conocimiento de la existencia de un programa que otorgaba vivienda por referencia de familiares y amigos o vecinos, otros se anoticiaron a través de las campañas de publicidad y difusión.

En cuanto a los requisitos que debían cumplir para poder solicitar el beneficio, refieren que tuvieron que realizar largas colas, incluso desde el día anterior pasando el frío de las noches de invierno, para retirar la planilla que debían completar y nuevamente a los pocos días para presentarlas junto con los documentos de identidad de los miembros integrantes de la familia.

Asimismo debían acreditar que no eran titulares de otra propiedad. Algunos refieren también haberle contestado muchas preguntas a la asistente social que lo visitaba.

De los testimonios relevados se desprende que no hay uniformidad en cuanto a los plazos que transcurrieron entre el inicio del trámite y la adjudicación y entrega de la vivienda. El tiempo de espera oscila entre dos y diez años, con un promedio de cuatro años.

Un entrevistado relata que debió esperar cuatro años la adjudicación de la vivienda y sin embargo expresa que “fue todo tan pronto”.

Las notificaciones fueron realizadas por personal de la municipalidad y a través de cartas. Todos los vecinos coinciden en recordar con felicidad y mucha alegría, el momento en el que fueron notificados que habían sido beneficiados por el plan. Se realizó una reunión en el predio que ocuparía el barrio en la que fueron informados de las condiciones de la preadjudicación. Uno de los entrevistados refiere que plastificó el cartoncito que le entregaron con el número de viviendas que le asignaban.

La pre adjudicación les informaba las condiciones de la entrega, sus derechos y obligaciones, no podían alquilar ni vender la propiedad porque estarían cometiendo un fraude contra el Estado, sin embargo uno de los vecinos aclara que justamente esta cláusula fue la que menos respetaron los adjudicados.

Con relación al proceso por el que fueron otorgadas las viviendas varios vecinos declararon haberse sorprendido cuando se les notificó la adjudicación, en tanto existan también sospechas de la transparencia del trámite debido a que una de las entrevistadas ha hecho referencia a que le otorgaron la vivienda de una conversación en el municipio en la que además informaron que habían dado de baja otra familia que no necesitaba con tanta urgencia la vivienda. Otro testimonio en relación al proceso de adjudicación revela que encontró listado de beneficiarios en el tacho de basura junto a la oficina de tierras.

Del análisis del corpus de entrevistas surgen dos casos de vecinos que accedieron a las viviendas de forma diferente a lo hasta aquí expuesto.

Se registró un entrevistado que compró la casa que habita con su familia, por la cual abonó la suma de $ 20.000, de lo cual el abono 15.000 pesos en efectivo y el dueño les financió el saldo en cinco cuotas iguales, mensuales.

Tomó conocimiento de la existencia de la propiedad a través de un familiar, al que le había sido adjudicada una vivienda, que le informó que había una persona que vendía una casa en el barrio. Este familiar fue quién la contactó con la supuesta dueña con la que acordaron el precio a pagar.

Es importante señalar que como única documentación, posee un boleto de compraventa y el documento nacional de identidad fotocopiado de quien refirió ser la adjudicataria, no tiene en su poder la carpeta correspondiente a la adjudicación porque esta persona le refirió que la había perdido. Cabe destacar que la carpeta con los documentos es lo que los acredita legalmente como adjudicatarios de la propiedad.

Este comprador prefiere que no se encuentra abonando la cuota correspondiente a su vivienda porque la chequera de pago no viene registrada a su nombre, sino al de la persona que le fue adjudicada, y teme que en un futuro ésta se presente exigiendo derecho de posesión o que al momento de realizar la escritura de titularidad deba tener que abonar nuevamente las cuotas ya canceladas.

Manifiesta que se les informó que debían pagar igual la cuota, aunque no les aclararon cómo continuará la situación. De todas formas remarcan su voluntad de regularizar la tenencia de la vivienda y se muestran confiados en su capacidad económica para afrontar, no sólo la cuota mensual sino también en ocasiones disponer del dinero para cancelar parte de la deuda o cuotas por adelantado.

El segundo caso aparentemente no constituye una venta propiamente dicha sino más bien una cesión de derechos que realiza la persona adjudicada. Por un lado, se trata de una vecina que heredó otra vivienda y decidió ceder la que le adjudicaron a su actual ocupante con quien lo une una relación de amistad que le permitió conocer el estado de necesidad de vivienda que tenía esta persona. Por otro de una cesión entre hermanas, que data de tres años de antigüedad aproximadamente.

Cabe destacar que ambos entrevistados declararon que por de confianza no están pagando las cuotas correspondientes a la vivienda. Uno de ellos refiere haber sido asesorado por una persona que trabaja en la municipalidad y en el otro caso por la propia adjudicataria de la casa, quienes sugirieron no realizar los pagos hasta que no cambien de nombre las chequeras. Además el primero de ellos considera que no corre riesgo de ser desalojada debido a que en la casa habita un menor de edad y manifestó su deseo de residir en otro lugar aunque no puede realizarlo debido a que carece de oportunidades.

Así como se unifican en el no pago de cuotas y la preocupación que manifestaron por la irregularidad con la que habitan la vivienda, estos casos diferencian y distancian con relación a las acciones en procura de modificar esta situación que llevaron adelante.

En un caso se hicieron presentes en las oficinas de la municipalidad ambas partes a fin de poner en conocimiento de las autoridades la cesión voluntaria de los derechos sobre la vivienda y reconocen que la situación no será fácil de resolver.

En el otro a pesar de contar con una carpeta de preadjudicación aún no se realizó ningún trámite formal tendiente a regularizar y aclarar la titularidad de la vivienda habitada.

La población del barrio Santa Rosa es mayoritariamente de nacionalidad argentina, son pocos los relatos que reconocen vecinos provenientes de otros países, algunos entrevistados hacen referencia a ciudadanos de origen paraguayo. Un vecino refiere que habitan principalmente en un sector del barrio y que cree que compraron las viviendas porque no le dieron viviendas a extranjeros.

Con respecto a la composición poblacional, los relatos de los entrevistados coinciden en que pudieron apreciar que muchas viviendas fueron habitadas por distintos grupos familiares.

Concuerdan en señalar que registraron muchas mudanzas, en algunos casos varias veces en la misma casa, un vecino recuerda hasta tres ocupantes diferentes sucesivos en una vivienda hasta que se instaló la adjudicataria original para evitar que le usurparan la propiedad. Difieren sus opiniones sobre las causas por las que los vecinos abandonan el barrio, un vecino sostiene que lo hacen porque tuvieron la oportunidad de vender su casa y porque no les agrada el barrio, otro supone que consiguen una vivienda o un terreno en el lugar o el barrio en el que prefieren vivir.

Se relevó un solo testimonio que considera que, al menos en su cuadra, no registró cambios en las familias que habitan las viviendas y cree que siempre se trata de los mismos vecinos.

La ampliación del número de miembros integrantes al interior de las familias es un cambio que perciben algunos vecinos debido a que observan que dentro del mismo lote se han construido casas de material o casillas más precarias en los fondos e incluso se agrandan las viviendas con otros cuartos en donde se instalan los nuevos hogares, generalmente de los hijos al formar pareja. Un solo testimonio de los relevados en las entrevistas en profundidad refirió no advertir cambios en las familias.

Otra característica que señalaron los vecinos con relación a los cambios dentro de los núcleos familiares es que la edad de las mujeres embarazadas disminuyó de manera significativa en los últimos años.

Algunos relatos coinciden en la existencia de un número mayor de embarazos a temprana edad (13 años) y desde su mirada esta situación es responsabilidad del consumo de drogas y de los padres de los menores porque consideran que hay falta de educación y control de los adolescentes.

Cuadro 2: Hogares según percepción del crecimiento de la cantidad de personas en la cuadra desde que se mudaron al barrio

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio del Plan Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011

Acerca del incremento demográfico producido al interior del barrio, el 58,7% de los hogares considera que la cantidad de personas que habitan en su cuadra aumentó durante ese período, mientras que el 40,4% menciona que no.

Del corpus de entrevistas no surgen cambios significativos en la composición de los núcleos familiares a causa del traslado al predio del Federal. Se registraron casos en los que se hace referencia a desmembramientos en los hogares, el primero de ellos por falta de espacio en la vivienda y recursos económicos para afrontar los gastos de traslado al lugar de estudio derivó en la salida de la casa de la hija mayor de una de las familias entrevistadas. El otro testimonio relevado da cuenta de la separación de una madre de su hijo recién nacido, a quien debió dejar al cuidado de un familiar.

El trabajo que realizaba le insumía 15 horas del día, sumado a la falta de condiciones adecuadas para la permanencia de un bebé en la vivienda, la condujeron a tomar esta difícil decisión. Permaneció con sus otros hijos aunque debía trasladarlos a la casa de su madre para que lo cuidara por la mañana muy temprano y muy tarde por la noche. Con el tiempo pudo ir mejorando su situación pero el más pequeño se encontraba más habituado a la convivencia con la persona que lo había criado por lo que no permaneció en la casa de su madre.

Algunos entrevistados han hecho referencia a inconvenientes en las relaciones familiares que derivaron en el alejamiento de algún miembro del hogar, aunque no por motivos directamente vinculados con la mudanza al barrio Santa Rosa. Entre los motivos expuestos para justificar el abandono del hogar podemos mencionar problemas de convivencia entre hermanos, entre padres e hijos adolescentes y un caso de violencia contra la mujer.

Los vecinos del barrio han debido adaptar sus costumbres y hábitos de vida como consecuencia de la mudanza, en algunos casos los cambios que debieron realizar les presentaron complicaciones, sobre todo en los primeros años en la escolarización de sus hijos, en otros fueron beneficiosos principalmente por haber tenido oportunidades laborales.

Uno de los testimonios relevados indica que a causa de la mudanza y del nacimiento de uno de sus hijos, debió abandonar el trabajo de feriante que realizaba y comenzó con un micro emprendimiento comercial en su domicilio nuevo. Asimismo cabe destacar que lo recaudado en este comercio constituye el principal aporte económico del hogar.

Con relación al trabajo, el problema que con más frecuencia se mencionó en el relato de los entrevistados, tiene relación directa con la distancia a los lugares donde desempeñaban sus tareas y la insuficiencia de transporte público de pasajeros que presenta el barrio y que dificulta seriamente el acceso del mismo a los centros urbanos y comerciales.

Uno de los vecinos refiere haber abandonado un trabajo porque para llegar al lugar debía utilizar dos o tres colectivos. En otro testimonio también se ha hecho referencia a las dificultades que se le presentaron para la realización de ventas de mercaderías dentro del barrio, atribuye la disminución en las ventas a la poca relación entre vecinos que existe, a diferencia de lo que le ocurriría en su lugar de residencia anterior. En la actualidad se traslada a otros lugares a realizar su trabajo.

El otro conflicto que debieron enfrentar los vecinos del barrio a causa de la mudanza se relaciona con la asistencia de los hijos a las escuelas. Varios son los inconvenientes que mencionan los entrevistados en sus relatos, el principal es sin dudas la falta de establecimientos educacionales en el barrio al momento del arribo y hasta hace un año aproximadamente y la insuficiencia de vacantes disponibles en los colegios ubicados en las cercanías, como así también el trato discriminatorio recibido en alguno de los establecimientos.

Nuevamente, las distancias que debían recorrer y la falta de transporte público de pasajeros en cantidad suficiente y variedad de recorridos necesarios, como así también el costo de los boletos, fueron los argumentos expresados por aquellos que continuaron enviando a sus hijos a las escuelas ubicadas en los antiguos lugares de residencia y en establecimientos alejados de sus actuales viviendas o de régimen privado o semiprivado.

La falta de lugar en los establecimientos y la rotación por diferentes escuelas provocó que se agrave aún más las dificultades de niños y adolescentes, en la adaptación a la modalidad del nuevo colegio y en la relación con los compañeros nuevos, propios de cualquier cambio de escuela. Ocasionando en algunos casos serios problemas de conducta y comportamiento que derivaron en nuevos cambios de colegios. También es producto de la falta de oferta de establecimientos educativos en el barrio o en las cercanías la dispersión que sufren los hermanos en algunos casos, que asisten a escuelas ubicadas en diferentes lugares, complicando a los padres la tarea de trasladarlos desde y hacia el colegio.

Los hogares y la relación con el barrio

Reconocen que han debido adaptarse durante los primeros tiempos, debido fundamentalmente al cambio radical de forma de vida por el que atravesaron, pero la comodidad que sentían en sus nuevas viviendas hizo que el proceso no fuera tan problemático. Muchos reconocen además, llevar una vida más tranquila que en los lugares donde residían anteriormente.

Los vecinos entrevistados coinciden en realizar una evaluación sumamente positiva de las consecuencias que la mudanza al barrio Santa Rosa del Plan Federal, tuvo en ellos y sus familias.

A pesar de los problemas señalados en el informe, concuerdan en señalar que advierten un progreso y una mejora significativa en las condiciones de vida de la mayoría de las familias que viven en él.

La felicidad del techo propio y el orgullo de sentir que poseen una casa que podrán dejar en un futuro sus hijos y las mejores condiciones de vida que pueden brindar a su familia en comparación con las que ellos tuvieron de niños, ayudó a que la adaptación de viviera sin angustia.

De los aspectos que valoran positivamente, los vecinos que fueron entrevistados destacan de manera reiterada dos: por un lado la disponibilidad de espacios para la vida diaria de los miembros del hogar, la nueva vivienda les permite por ejemplo, a los niños tener un lugar propio de recreación y a los padres dormir en un cuarto separado de los hijos.

En este sentido uno de los vecinos cuenta un episodio muy emotivo vivido con hijo el día que ingresaron a la casa asignada.

El otro aspecto mencionado de manera repetida por quienes respondieron la consulta se vincula directamente con la condición de propietarios de sus casas, aquellos que abonaban un alquiler por la vivienda en la que residían antes del arribo al barrio Santa Rosa, consideran que actualmente el dinero invertido en la propiedad quedara en beneficio propio y no de un tercero.

Poseer un espacio propio para habitar con su familia mejoró, de acuerdo al relato de un vecino, la relación con su familia directa y con su familia política con quien además compartió durante un tiempo en lugar de vivienda, hasta el momento en el que fue preadjudicada la casa en Santa Rosa.

Sin embargo, en varias oportunidades de los testimonios relevados se desprende que desde la perspectiva de los entrevistados no ha habido progreso significativo en el barrio. Por el contrario se repiten expresiones que indican percibir un retroceso en el aspecto general del barrio, fundan sus apreciaciones principalmente en el mal estado en el que se encuentran las calles y arterias de circulación.

Recuerdan que cuando arribaron estaban cubiertas por piedras pequeñas, que según uno de los testimonios los asemejaba a un barrio privado, sin embargo de acuerdo a lo expresado por otro vecino muchas personas las retiraban de las calles y las utilizaban para realizar caminos dentro de sus lotes, sostiene que es verdad que las arterias de circulación en el interior del barrio están abandonadas pero también agrega que los vecinos de Santa Rosa tampoco las cuidan.

Esta actitud egoísta provocó que en varios lugares la presencia de barro derivara en pozos e irregularidades en las arterias por las que debían transitar los vehículos.

El estado de destrucción que tienen las calles impide el paso de los automotores que prestan servicios esenciales, como es el caso de las ambulancias, los bomberos o las fuerzas de seguridad y tampoco los remises. Sin dejar de realizar su propia reflexión sobre el mal estado de las calles y los problemas que esto ocasiona a los pobladores, una vecina rescata, aunque con reservas, como signo de un pequeño progreso en el barrio, la existencia de la Iglesia y la escuela, esta última es mencionada también por otro entrevistado.

Colocándose en una posición intermedia, de acuerdo a la apreciación personal que sobre el progreso del barrio expresaron en sus declaraciones, dos vecinos sostienen que el barrio se mantiene estable o que al menos no es diferente la situación a lo que ocurre en otros lugares en donde hay gente que muestra deseos de progresar y otra que no.

A pesar que varios vecinos entrevistados en profundidad manifestaron no advertir progresos en el barrio, ni obras que reflejen una mejora significativa para la calidad de vida de los pobladores, concuerdan en señalar que sí han podido observar mejoras y cambios importantes en las viviendas de algunos vecinos. Han referido que algunas obras comenzaron al año de haberse instalado, pero continuaron a lo largo del tiempo.

En general se trata de ampliaciones para cubrir las necesidades de espacio de los miembros de la familia, el cercado del perímetro del lote o el levantamiento de paredes medianeras para separar la vivienda propia de la de su vecino e incluso la construcción de techos de loza que les permitiría agregar, en el futuro, otro piso a la casa adjudicada. También han observado la construcción de locales comerciales dedicados a la venta al público.

Se relevaron solo dos testimonios que indican que pocos fueron los vecinos que aprovecharon la disponibilidad de una vivienda propia para mantenerla y mejorarla, aunque se diferencian en cuanto a las razones por las que creen que se da esta situación de falta de voluntad de avance.

Mientras que uno de ellos sostiene que no hay progreso porque hay vecinos que no están en buenas condiciones económicas para ocuparse de realizar las obras necesarias para mejorar las casas y agrega que también algunos beneficiarios de planes sociales, desde su mirada, no buscan prosperar.

El otro vecino no lo atribuye a una razón económica si no que esboza dos circunstancias que podrían ser causantes de esta falta de adelantamiento.

Por un lado denuncia la falta de acción del Estado, cuenta que desde que se mudaron sólo una vez recibieron la visita de las asistentes sociales y nunca se realizaron controles sobre las condiciones de conservación de las viviendas.

Es importante recordar que las tareas de mantenimiento que se les imponían como obligaciones y los tiempos en los que debían ejecutarlas, estaban especificadas en las carpetas de preadjudicación que les entregaron junto con la vivienda. Por otro lado, advierte desinterés personal y descuido de algunos habitantes, que no le otorgan el valor adecuado a una vivienda que les fue dada y por la que no tuvieron que realizar algún sacrificio.

Agrega este entrevistado que se encuentra agradecido por la casa que le entregaron pero se percibe en su relato que la falta de acción de los responsables con posterioridad a la entrega y las promesas incumplidas de visitas de las asistentes sociales, hacen que se exprese con palabras que denotan una sensación de abandono.

Cuadro 3: Hogares según voluntad de irse del barrio

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio del Plan Federal (Florencia Varela). Agosto de 2011

En cuanto al deseo de permanencia en el barrio, se observa que el 30,3% de los hogares quisiera irse del barrio y el 69,7% no quisiera irse.

Gráfico 3: Hogares que se quieren ir del barrio según motivaciones

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio del Plan Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011. Base: 434 casos.

Entre las razones que dieron los hogares que quisieran irse se destaca, principalmente, que hay problemas de convivencia y mal ambiente entre los vecinos (27,8%), es peligroso y no hay seguridad (21,1%) y no les gusta el barrio en general (18%). En menor medida, entre otras razones que los hogares mencionan respecto de querer irse se destacan: está alejado de escuelas, hospitales y medios de transporte público (8,5%), cuestiones familiares o de salud (8,4%) y en general se vive mal (5,4%).

Gráfico 4: Hogares que no se quieren ir del barrio según motivaciones

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio del Plan Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011. Base: 1000 casos.

Si nos remitimos a quienes no quisieran irse del barrio, las principales razones que los hogares mencionan son: están tranquilos y cómodos (19%), tienen su vivienda o están en plan para obtenerla (14,1%) y les gusta el barrio (12,8%). No se registra respuesta del 46,3% de los hogares.

Algunos vecinos que respondieron la entrevista en profundidad hicieron referencias a vínculos que mantienen con el antiguo barrio, tanto en las relaciones personales como en el uso de los servicios que disponían. Mientras que otros declararon que pocas veces han regresado al viejo barrio.

Quienes reconocen frecuentar y mantener contactos personales conservan vínculos con familiares y de amistad con personas que continúan habitando los barrios en los que ellos vivían con anterioridad.

En cuanto al uso de la infraestructura que les ofrece el lugar anterior de residencia varios entrevistados coincidieron en señalar continuaron enviando a sus hijos a estudiar a los establecimientos educacionales en los que estaban inscriptos, durante los primeros años posteriores a la mudanza. El motivo principal de esta decisión fue la falta de escuelas en Santa Rosa cuando arribaron al barrio.

Esta carencia les ocasionó varios inconvenientes, uno de los que se repitieron con más insistencia en los relatos relevados en las entrevistas en profundidad, se relaciona con el traslado de los niños desde y hacia los colegios, debido a las deficiencias en el servicio de transporte público de pasajeros, tanto en la variedad de líneas disponibles como en la frecuencia del servicio que presta la única línea que ingresa al interior del barrio.

Los vecinos entrevistados señalaron otros problemas que se derivan directamente del anterior y tienen que ver por un lado, con el tiempo que deben destinar para llevar y recoger a los hijos, una vecina cuenta que sale de su casa aproximadamente a las 10:30 y regresa a las 13:30 hs., restándole tiempo para realizar cualquier otra tarea; por otro, con el gasto en pasaje de colectivos que debían afrontar para los traslados, en ocasiones esto resultaba un impedimento para concretar el viaje por lo que se veían obligados a pedir ayuda económica a sus familias o buscar alternativas más económicas para desplazarse como la bicicleta o a pie quienes recorrían distancias más cortas.

  

Por último, un entrevistado refirió que uno de sus hijos no consiguió lugar para cursar el último año de la educación media, por lo que continúa asistiendo a la escuela en la que se encontraba inscripto.

Los entrevistados han realizado, en respuesta a la consulta, una descripción de sus nuevos vecinos y de las primeras impresiones y vivencias que pudieron experimentar en las relaciones vecinales una vez arribados a Santa Rosa.
En general coinciden en señalar que los primeros tiempos fueron muy difíciles, se debían quedar ocupando constantemente las viviendas porque de lo contrario corrían el riesgo de encontrarlas ocupadas por otros que ingresaban forzando puertas o ventanas y se instalaban en la propiedad. También ocupaban las casas cuyos dueños y titulares de la preadjudicación, abandonaban durante varios días sin utilizarlas como lugar de residencia permanente. También era frecuente que sufrieran robos de de cualquier objeto que se dejara fuera de la casa.
Frente a las usurpaciones en algunos casos debieron recurrir a las autoridades de la Municipalidad para acreditarse como los legales dueños de la vivienda. Relatan varios entrevistados que la reacción de los vecinos distaba mucho de ser solidaria, aún presenciando el momento del ingreso ilegal a la vivienda u observando el robo de algún objeto, la apatía vecinal quedaba demostrada con la inacción absoluta, no intervenían para evitar los ilícitos, ni daban aviso a las fuerzas policiales para que actuaran.

  

Del corpus de entrevistas en profundidad realizadas en el barrio podemos establecer que varios vecinos dicen no tener mayores problemas entre ellos, creen que se trata de buenas personas, trabajadoras, con las que se puede llevar una convivencia armoniosa. Aunque muchos admiten que tienen poca relación con otros vecinos, o directamente no la tienen, e incluso que ni siquiera hablan con ellos y agregan que la actitud que prima en el barrio es la individualista, en la que cada uno se ocupa de sus problemas y los resuelve como puede.

Perciben una marcada desunión vecinal que para una de las personas entrevistadas es histórica desde el nacimiento del barrio debido a que según sus propias palabras “nunca hubo”.

La actitud individualista también se ve reflejada en la ausencia de cohesión mostrada ante problemas que afectan al barrio en general, no han logrado unirse para realizar petitorios conjuntos ni grupales que puedan darle cierta fuerza al reclamo.

Sin embargo se relevaron varios testimonios en los que los vecinos manifiestan su deseo de que se modifique esta situación y refieren que sería bueno para el barrio que existiera como en otros lugares alguna organización vecinal que se ocupara de los temas propios de Santa Rosa.

Cuentan que cuando se intentó formalizar alguna reunión de vecinos la asistencia fue escaza, uno de los entrevistados cree que la causa de la poca participación puede deberse al desinterés, la falta de tiempo y la poca voluntad para involucrarse con una actividad que requiere compromiso social.

    

Los vecinos recuerdan que en una única oportunidad se juntaron firmas para solicitar que bajen los montos de las cuotas que deben pagar pero no tuvieron respuesta y otro intento de utilizar la misma metodología, para reclamar por arreglos en las calles pero que no llegó a concretarse. En ambas ocasiones las acciones fueron de iniciativa individual.

Cuando fueron consultados sobre las ayudas vecinales que reciben o brindan, coincidieron en señalar que en general no existe una red de asistencia vecinal que funcione con cierta regularidad, tampoco mantiene una relación frecuente entre ellos si no que se limitan a darse los saludos diarios de cordialidad, pero destacan que en ocasiones especiales donde por algún motivo puntual y en general que reviste cierta gravedad, han contado con asistencia de varios vecinos. Recuerdan un episodio en el que se perdió una nena y colaboraron todos en la búsqueda.

Las críticas hacia los nuevos vecinos que surgen del análisis de las entrevistas también se relacionan con algunos problemas de comportamiento de los menores de edad que ocasionan disputas inter-vecinales.

Si bien reconocen que ahora se tranquilizó un poco la situación entre los mayores, se relevaron quejas de varios entrevistados sobre la mala educación de los menores, los ruidos que pueden escucharse entre viviendas linderas debido al tipo de construcción y las peleas entre los menores y entre vecinos adultos. Una de las personas consultadas relata que por los reiterados reclamos y agresiones que sufrió abandonó las tareas de manzanera que desarrolló por un tiempo en el pasado.