Federal 1432 (F. Varela)
Educación y salud
Gráfico 10: Cobertura de salud
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011. Base 7685 casos.
En el Federal de Florencio Varela es elevada la tasa de población que no posee ningún tipo de cobertura médica, comprendiendo a un 75,4% de los habitantes del barrio. Con respecto a quienes sí la poseen se observa que la vía de acceso a la prestación de servicios de salud más frecuente es un obra social (22,4%) seguida, en menor medida, por PAMI en particular (1,6%), servicios de medicina prepaga (0,4%) y mutual (0,1%).
El cuidado de la salud de los habitantes del barrio está cubierto a través de una salita de atención primaria y el Hospital General de Agudos “Mi Pueblo” dependiente del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, que cuenta además con un importante servicio de atención materno-infantil y emergencias. Los vecinos no han manifestado quejas en cuanto a la calidad de la atención de los médicos y auxiliares que se desempeñan en la unidad de salud del barrio, por el contrario destacan la buena predisposición y servicio que prestan a la comunidad los profesionales. Sin embargo son coincidentes en señalar la insuficiencia del servicio tanto por falta de recursos materiales y humanos. Los vecinos concuerdan en sus apreciaciones sobre el reducido espacio en el que funciona y en indicar que los profesionales no son suficientes y no tienen cubiertas especialidades médicas de suma necesidad. Es importante recordar que gran parte de la población de Santa Rosa no cuenta con otro tipo de cobertura de salud.
Una de las complicaciones que con más frecuencia se repite en los relatos de los vecinos es la dificultad que se les presenta al momento de obtener turnos de atención médica, procurar conseguir uno, se convierte en una tarea titánica. Aún concurriendo al establecimiento en horas de la madrugada, tanto en verano como en invierno, a fin de ocupar un lugar en las largas colas de personas que requieren atención, no tienen garantizado que puedan lograr una cita ya que entregan sólo diez o quince turnos por persona independientemente de la cantidad de niños o adultos que requieran consulta. Sólo ocasionalmente dan dos turnos para atenderse con el especialista en pediatría pero la situación se ve agravada porque un vecino señala que sólo si se tiene turno reciben a los niños, no atienden emergencias y deben recurrir al hospital, agrega también que algunas personas no cuentan con el dinero necesario para trasladarse hasta el hospital.
Como expresaron los vecinos entrevistados la salita de atención médica funciona en una de las viviendas construidas para ser habitadas por las familias, no tiene una edificación acorde al servicio de salud que debería prestar, la falta de espacio provoca que en un lugar reducido y con poca ventilación deban permanecer esperando a ser atendidos muchas personas con distintas dolencias y enfermedades, quienes deben recibir una curación, niños que solo tienen que recibir una vacuna, embarazadas y recién nacidos, como lo describe una vecina, todos juntos aumentando el riesgo de contagios.
Del corpus de entrevistas se desprende que debido a estos serios inconvenientes mencionados, la falta de espacio y de cantidad y diversidad de profesionales, varios vecinos se dirigen directamente al hospital, a los centros comunitarios o salitas de atención médica ubicadas fuera del barrio para atenderse, cuando ellos o algún miembro de la familia tienen un problema de salud. Así algunos han expresado que concurren a una sala ubicada aproximadamente a diez cuadras de Santa Rosa o que programan la atención directamente en el servicio de maternidad del hospital, también han referido que debido a la cantidad de niños que hay en el barrio consideran que deberían contar con más profesionales.
Los vecinos de Santa Rosa que respondieron la consulta mencionaron que han escuchado que van a cerrar la salita, sin especificar a quién, y que se programa el traslado de la misma a un lugar alejado del barrio por lo que han reunido firmas para procurar evitarlo. Se repiten las críticas a la erradicación de la unidad de atención y los pedidos de una ampliación de la existente o su traslado a un espacio adecuado pero dentro del mismo barrio como condición necesaria.
Con relación a las campañas de vacunación y prevención de enfermedades algunos vecinos refieren que se han realizado en el barrio, tanto en la salita como en la escuela.
Gráfico 11: Asistencia a establecimientos educativos, por rangos de edad
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la encuesta realizada en barrio Federal (Florencio Varela). Agosto de 2011. Base 7686 casos.
Mientras que el 23,8% de la población de hasta 5 años asiste a un establecimiento educativo se observa que el nivel de inserción escolar se incrementa en la franja de 6 a 12 años trepando hasta el 95,4%, a la vez que se reducirá en diez puntos porcentuales entre el grupo de 13 a 17 años (85,6%). A partir de ese segmento etáreo se registra una tendencia decreciente en la asistencia a establecimientos educativos que comprenderá al 24,6% de quienes tienen de 18 a 24 años y reduciéndose hasta el 6,6% al interior de la franja de 25 a 49 años. Si bien la inserción escolar halla su punto más bajo entre el grupo de 50 a 64 años con un 2,1% vale señalar que dicha proporción se incrementa hasta e 5,1% del segmento de población de 65 años y más.
En el barrio Santa Rosa los vecinos disponen de establecimientos educacionales dependientes del estado que cubren los diferentes niveles, jardín de infantes, educación general básica y polimodal.
Algunos entrevistados envían a sus hijos a estudiar a las escuelas del barrio, un grupo expresó que los eligen porque consideran que están en buenas condiciones, son de su agrado y fundamentalmente por la cercanía con sus hogares. Así, una vecina cuenta que apenas supo que se abría la inscripción procuró conseguir vacantes para sus hijos, ahora están más cerca y los mayores pueden ir solos a la escuela y la más pequeña es trasladada por su padre en bicicleta. Mientras otros, expusieron quejas o críticas con relación al funcionamiento, porque es frecuente la ausencia de los docentes y deben regresar con los niños a sus casas. Asimismo señalan que asisten muchos alumnos y la falta de vacantes se hace evidente frente a la cantidad de niños en edad escolar que habitan el barrio, ante este hecho son derivados a establecimientos vecinos al barrio y quién se encuentra en mejores condiciones económicas prefiere enviarlos a establecimientos privados o semiprivados. El otro inconveniente señalado por una vecina es que, como el colegio es nuevo, aún no tiene habilitados los últimos años de la educación media y debió enviar a su hija a una escuela alejada del barrio, también agrega que advierte la superpoblación en los establecimientos educacionales de Santa Rosa pero cree que se debe en parte a que concurren alumnos de otros barrios cercanos.
La falta de vacantes es reiterada por una entrevistada, que no pudo conseguir un lugar en la escuela del barrio y sus hijas asisten a un establecimiento distante a 13 cuadras aproximadamente que deben recorrer caminando o en colectivo, sin embargo valora positivamente el cambio obligado de colegio porque está disconforme con el comportamiento de los chicos que acuden a las escuelas de Santa Rosa y agrega que el colegio al que asisten actualmente sus hijas es tranquilo.
Coinciden varios entrevistados en la percepción de un conflicto por el comportamiento de los alumnos que asisten a las escuelas del barrio, cabe destacar lo relatado por una vecina que vivió situaciones de violencia, en el caso de la hija menor incluyó a una maestra y con la hija mayor derivó en el pase a otro colegio por problemas de adaptación con el resto de sus compañeros. Otra entrevistada debido a estos problemas relata que se esfuerza y realiza sacrificios pero no envía a sus hijos a los establecimientos educacionales del barrio.
Hay entrevistados que eligen colegios de régimen privado o manifestaron su preferencia por la educación privada, debido a que desde su perspectiva los contenidos que brindan son superiores en calidad y cantidad, en comparación con las escuelas públicas. También la situación económica de cada hogar en particular y la disponibilidad de vacantes, condicionan la posibilidad de tener en cuenta o no, a estos establecimientos educacionales al momento de decidir sobre la escolarización de los menores del hogar.
Por último, sobre los problemas de violencia una vecina cuenta que existen casos de padres que maltratan a sus hijos y esto es advertido por los maestros pero nadie realiza la denuncia por temor a la reacción que pudieran tener estos padres, desde su mirada hay maestros que dejaron sus trabajos por estas situaciones y no han querido regresar.
Surge del corpus de entrevistas analizadas que dentro del barrio Santa Rosa existen espacios libres que son utilizados como lugares públicos de recreación y esparcimiento. Los vecinos especifican que en la entrada del barrio hay una pequeña plaza y en otro sector una cancha de fútbol que funciona como club.
Se relevaron testimonios que indican que la plaza fue arreglada por trabajadores de las cooperativas pero los entrevistados coincidieron en señalar que fue muy corto el tiempo que pudieron disfrutarla debido a que fue destruida por algunos habitantes del mismo barrio y ya no hay juegos para los niños, uno de los vecinos describe el lugar con poquitos juegos que nadie cuida y otro agrega que “ahora no está más”, el predio es utilizado también a modo de cancha para jugar al fútbol. Los vecinos concuerdan en responsabilizar a jóvenes mayores pertenecientes al barrio por el mal uso de los juegos y la falta de control para conservarla en buen estado.
Existen espacios libres en el barrio que son aprovechados por los pobladores, algunos de estos predios tomados como lugares de esparcimiento son los que, de acuerdo al proyecto original de construcción del barrio, estaban contemplados para la instalación de servicios básicos de infraestructura urbana y espacios verdes de uso público. Actualmente no cuentan con equipamiento ni diseño paisajístico alguno y al presentar características de predios vacantes son tomados como “potreros” (tierra libre convertida en una cancha de fútbol improvisada) para jugar al fútbol. En uno de ellos un vecino se ocupa de enseñarles deporte a los niños que se acercan, de acuerdo al relato de un entrevistado.
También han hecho referencia los entrevistados a otros predios vacantes que podrían ser acondicionados como espacios de distracción para todos los habitantes y de entretenimiento para los niños o podrían utilizarse para la construcción de una plaza de juegos en la que pudieran disfrutar también aquellos que no juegan al fútbol, y que, por otra parte, resultan necesarios por la gran cantidad de población que vive en el barrio.